¿Qué ocurre si me sale un finiquito negativo?

Finaliza tu relación laboral con tu empresa, en el mejor de los casos has decidido dejar tu puesto de trabajo porque te han ofrecido otro mejor, y en el peor te han despedido o tu contrato ha finalizado y no te lo van a renovar. En todos ellos, entre todos los papeles correspondientes te han entregado uno en el que figura la palabra "finiquito", pero por alguna razón este es negativo. ¿El finiquito no era siempre positivo? Te preguntas con cara de circunstancias. Quédate con nosotros y descubrirás todo sobre el finiquito negativo.

El finiquito es el documento de liquidación que se entrega a todos los trabajadores que finalizan su relación laboral, con el objetivo de saldar las cuentas pendientes entre ellos y la empresa. Es por esta razón por la que normalmente es positivo, pues generalmente la empresa debe el salario del mes en curso, la parte proporcional de las pagas extras, las vacaciones no disfrutadas… Pero existen ciertos conceptos que pueden ser también negativos, y resultar que el trabajador debe dinero a la empresa. Las razones por las que esto pudiera pasar son múltiples, entre ellas las vacaciones que se hayan disfrutado de más, la falta de preaviso de la baja voluntaria y el haber existido anticipos.

Imaginemos el caso de un trabajador que, a sabiendas de que va a dejar la empresa en septiembre, decide coger todo el mes de agosto de vacaciones. Recordemos que las vacaciones que le corresponden son de 30 días naturales por año trabajado, por lo que equivalen a dos días y medio por cada mes trabajado. En este caso al dejar la empresa en septiembre habrá trabajado nueve meses, así que le corresponderán veintidós días y medio, así que debe a la empresa siete días y medio de vacaciones, que evidentemente figurarán como un concepto negativo en el finiquito. En este caso, que el finiquito sea positivo o negativo dependerá de si la empresa le debe al trabajador alguna cantidad con la que compensar estos días de vacaciones disfrutados sin derecho.

Otro ejemplo: vamos a imaginar una trabajadora que se marcha de la empresa el día uno de enero, sin preaviso, siendo que el Estatuto de los Trabajadores establece que este debe de ser de quince días antes de marcharse. Además, la misma había pedido en diciembre el adelanto de la nómina de enero y se le había concedido. Esta trabajadora ha disfrutado las vacaciones que le correspondían, por lo que no tiene cantidades pendientes de abonar por parte de la empresa, sin embargo, se ha ido incumpliendo el preaviso y sin haber trabajado el mes de enero que sí ha cobrado. En este caso, se establece una penalización genérica de un día de sueldo por cada día que se ha dejado de preavisar, por lo que en el finiquito figurarán quince días de sueldo que la trabajadora debe a la empresa, más el mes que cobró por adelantado y no trabajó. Como vemos, al no existir cantidades positivas a su favor, su finiquito sería negativo y al salir de la empresa terminaría debiendo a la misma el salario correspondiente a un mes y medio de trabajo.

Como vemos, no todos los casos de finiquitos son positivos, puede que el finiquito tenga conceptos positivos y negativos y termine por quedarse a cero, o incluso negativo para el trabajador y generándole una obligación de pago a la empresa. Generalmente, con la nómina en la mano es posible calcular a cuánto va a ascender (o descender) el finiquito, pero en caso de que no hayamos podido hacer los cálculos previamente a la entrega del mismo por parte de la empresa, nuestra recomendación es que no se firme o firmarlo bajo la consigna de "No conforme" o "Pendiente de revisar las cantidades", por si hubiera que reclamar algún cálculo mal realizado. Ante cualquier duda, lo mejor es siempre acudir a un abogado laboralista que revise la documentación entregada por la empresa y las liquidaciones practicadas.

Finalmente, llegado el caso de que nos presenten un finiquito negativo, lo más lógico sería pagar las cantidades adeudadas a la empresa. Pero, en el caso de preferir esperar a la demanda por parte de la empresa para reclamarnos el pago, hemos de advertir que, aunque cabe la posibilidad de que ante una cantidad pequeña la empresa no reclame judicialmente, el hacer esto significa arriesgarse a que además de tener que pagar la cantidad reclamada, se tengan que pagar intereses por la demora e incluso los honorarios de abogado y procurador si fuera obligatoria su presencia en el procedimiento.