¿Qué pasa con el contrato de alquiler después de un divorcio?
Realizada por vincent. 7 ene 2013
Buenos dias. Después mi divorcio amistoso, mi exmujer, con la sentencia (y mi acuerdo), se ha quedado con el uso del piso en alquiler. El contrato con la agencia estaba a mi nombre, y la agencia no quiere cambiar al nombre de mi exmujer. ¿Yo quedo con responsabilidades? ¿Qué pasa si doy de baja al contrato? ¿Tengo el derecho de dar la baja? Saludos.
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Gracias. ¿Entonces no tengo que preocuparme porque mi nombre se queda en el contrato? Es que la agencia no quiere cambiar mi nombre por el de mi exmujer.
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3 respuestas
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Una vez que se ha comunicado de forma fehaciente al arrendador que la inquilina de la vivienda, en adelante va a ser en exclusiva la esposa, ésta pasará a ser la arrendataria frente al arrendador, por lo que será quien tenga que asumir cualquier responsabilidad que pudiera derivarse del contrato de alquiler, como podría ser el desahucio en caso de impago de las rentas, o cualquier otra obligación derivada de las cláusulas del contrato.
Mi pregunta era sobre las responsabilidades del alquiler del piso, ¿quién las tiene? Mi exmujer que ha obtenido el uso del piso o yo que tengo mi nombre en le contrato? Que pasaria en caso de un acidente no cubierto por el seguro? Es que de todo lo que he encontrado en las leyes en internet, se habla del derecho del conyugue que se queda pero no de las responsabilidades que se trespasan de uno al otro...
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Informarle que en los casos de divorcio del arrendatario, el cónyuge no arrendatario podrá continuar en el uso de la vivienda arrendada cuando le sea atribuida en el convenio regulador aprobado en la Sentencia de divorcio.
La voluntad del cónyuge de continuar en el uso de la vivienda deberá ser comunicada al arrendador en el plazo de dos meses desde que fue notificada la resolución judicial correspondiente, acompañando copia de dicha resolución judicial o de la parte de la misma que afecte al uso de la vivienda.
Por tanto, debe comuncar fehacientemente a la Agencia la voluntad de seguir en el arrendamiento, debiendo asumir le guste o no, a su ex como nueva arrendataria.
