¿Sabes qué es un aforado?

Como parte de nuestra sección en la que explicamos brevemente y con la mayor claridad posible diversos términos jurídicos que a veces son muy utilizados pero no se sabe exactamente que significan, hoy vamos a explicar que es un aforado y quién puede ser aforado, pues aunque normalmente cuando se habla de aforado todo el mundo piensa en los políticos o el Rey, no son las únicas personas que ostentan la condición de aforados en España.

La palabra aforado viene de "fuero" o "foro" y tiene que ver con el juez o tribunal que haya de juzgar el comportamiento de una determinada persona. Todos estamos sometidos a diversos fueros, en función del objeto de una demanda, la misma se debe de plantear en uno u otro sitio, por ejemplo, en el caso de una demanda a un inquilino que no paga el alquiler de la vivienda se debe de presentar en el juzgado del lugar en el que se encuentre la vivienda alquilada. Dicho de otra manera, el lugar en el que se encuentre la vivienda es lo que determinará que juez o tribunal es competente para conocer de la demanda. Con las personas pasa más o menos lo mismo, si se quiere demandar al vecino por que nos debe un dinero, el juez competente para conocer de ese litigio es el de la residencia del vecino, pues normalmente y salvo casos especiales, el juez competente para conocer un asunto es el del lugar en el que reside el demandado. Sin embargo, no sólo existe el fuero de "lugar" en el que demandar, sino que también existe una cierta especialización de los diversos juzgados y tribunales y cada uno de ellos se dedica a unas cosas en concreto, y dependerá de si se trata de un asunto civil, penal, etc. que acudamos a un sitio y otro.

Dicho todo esto, con respecto a los llamados "aforados" son aquellas personas que por su profesión o cargo público están sometidas a unos Tribunales diferentes a los que puedan estar sometidas el resto de personas, pero ¿es esto realmente un privilegio? Como hemos dicho todos estamos sometidos a diversos fueros, y los aforados están sometidos a unos fueros aún más estrictos, por lo que independientemente de las circunstancias que rodeen el caso el aforado seguirá sometido a un tribunal concreto. La razón detrás de esta especialidad es la de evitar que los jueces de instancias inferiores se vean influenciados en los casos en los que estén juzgando a personas que por su cargo público o profesión puedan presionarles, y el hecho de que en lugar de juzgarles una única persona lo haga un conjunto de jueces en un tribunal puede suponer que las presiones queden eliminadas.

Y, aquí es, donde en definitiva se haya el quid de la cuestión de si ser aforado es o no un privilegio. Si bien cierto sector defiende que no existan aforados y que todos los ciudadanos sean juzgados por los mismos jueces y tribunales, otro sector de la doctrina defiende que, en cierto modo, el ser aforado no es un beneficio sino que se pierden derechos jurídicos en favor de una mayor justicia. El aforado, por el mero hecho de serlo no podrá ser juzgado por un juzgado penal del primera instancia, por lo que al acudir directamente al tribunal de la segunda instancia pierden la posibilidad de recurrir la sentencia teniendo, en definitiva, una sola oportunidad para demostrar su inocencia.

Las personas que ostentan la condición de aforados, como ya hemos dicho, no sólo son políticos y los Reyes (y la Princesa de Asturias), también son aforados los diferentes cargos del Poder Judicial, así como los jueces, fiscales y magistrados y el Defensor del Pueblo, entre otros. Eso sí, en cualquier caso, el aforamiento sólo operará para todos aquellos procedimientos que tengan que ver con actos cometidos en el ejercicio de sus funciones, por lo que si por ejemplo un juez en su casa hace una gotera al vecino del piso de abajo y éste le reclama el pago judicialmente de la indemnización pertinente, este procedimiento será conocido por el mismo juzgado que si la persona a la que se demandase no fuera un juez, por que nada tiene que ver su profesión para hacer una gotera al vecino de abajo, lo mismo para cualquier otra persona aforada.