Pacto contra la violencia machista
Hoy queremos hablar de una lacra social en muchos casos silenciada por las propias víctimas o su entorno, la violencia machista.
Para entrar en materia queremos dar unas estadísticas, extractadas de la página oficial del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Las denuncias por violencia de género en lo que va de año han superado ya las 40.500, habiendo alcanzado en 2016 un total de 143.535. Por otro lado, el número de víctimas mortales en lo que va de año asciende a la friolera de 38, por desgracia muy cercano a las 44 víctimas mortales de 2016, pero a su vez ligeramente lejano del pico máximo de 76 víctimas en el año 2008, hemos de tener en cuenta que las estadísticas revisadas contienen datos desde 2003.
Como podemos observar, estamos ante un problema que realmente no parece estar al punto de solucionarse, sino que requiere mucha atención todavía para al menos poder atajarlo ligeramente. En este contexto es en el que los partidos políticos mayoritarios han intentado llegar a un pacto de estado contra la violencia machista, del que finalmente se ha caído la formación morada, por considerarlo insuficiente.
Las novedades que aporta este pacto suscrito por PP, PSOE y Ciudadanos deben ser consideradas como un avance, que poco a poco nos llevará a un futuro mejor. Es complicado hablar de pasos de gigante, pero a veces es mejor andar despacio, pero seguro, que no andar.
Entre las mismas podemos citar en el ámbito educativo, una serie de propuestas para provocar la ruptura del silencio. Además, se prevé que se intensifique la educación en valores de igualdad e inclusión, abarcando el estudio de las corrientes feministas o promoviendo la prevención de la violencia sexual trabajando específicamente con los niños o varones adolescentes. Así mismo, se implementarán unos protocolos de detección precoz del maltrato para poder actuar a tiempo en los casos de menores víctimas de violencia machista.
En el ámbito de la cultura o de los medios audiovisuales, encontramos medidas como la de no solo desarrollar campañas de prevención o sensibilización en los diferentes medios de comunicación, sino también intensificar la vigilancia y control de la difusión de contenido sexista, denigrante o discriminatorio, fomentando la difusión de la imagen de la mujer como un ser libre de estereotipos.
Incluso entre las novedades que se plantean, en el ámbito laboral, se habla de la promoción de aquellas empresas públicas o privadas que hayan mostrado una especial sensibilización a la inclusión plena de la mujer en el mercado laboral, así como de las empresas comprometidas contra la violencia machista. Ello se haría a través de la elaboración de una especie de sello de calidad que se otorgaría a estas empresas a modo de distinción.
Aunque no todo han sido buenos resultados, pues frente a la propuesta de eliminar el derecho a no declarar contra la pareja una vez iniciado el procedimiento penal, los partidos políticos no han conseguido llegar a un acuerdo. Este derecho permite a las mujeres que denuncian por malos tratos a sus parejas, retirar la denuncia al no acudir a declarar en el momento del juicio, ya sea por miedo a las represalias o por cualquier otra razón. Derecho que, de momento, no va a ser eliminado por falta de acuerdo en ese punto. Tampoco parece haber habido acuerdo en cuanto a la aplicación de las medidas específicas para las mujeres víctimas de violencia de género, a otros colectivos como las mujeres obligadas a contraer matrimonio o las sometidas a mutilaciones, trata o violencia sexual, considerando algunos partidos que estos casos deben de ser tratados de forma independiente a la violencia machista, aunque no por ello con menos dureza ni con menos garantías.