Los seguros y reaseguros en el Derecho español
¿Qué es un contrato de seguro? ¿En qué se diferencia de un contrato de reaseguro? A veces la terminología resulta un poco confusa. ¡Sigue leyendo y descúbrelo!

El contrato de seguro es un contrato mercantil en el que la aseguradora se obliga frente al asegurado, mediante el cobro de una prima, a responder económicamente mediante una indemnización o reparación de los daños causados en el caso de que ocurra el siniestro pactado.
Es decir, la aseguradora y el asegurado pactan que si ocurre un siniestro (como puede ser por ejemplo un incendio, un robo, etc.) la aseguradora pagará una indemnización al asegurado y/o le arreglará los desperfectos que se hayan causado en el bien asegurado.
El contrato de reaseguro por su parte es un contrato realizado entre las propias empresas aseguradoras y una empresa de reaseguros. Básicamente, a través de este contrato, el reasegurador se obliga a reparar, dentro de los límites establecidos en la Ley y en el contrato, la deuda que nace en el patrimonio del reasegurado a consecuencia de la obligación que éste último asume como asegurador en un contrato de seguro. Es decir, que es la empresa de seguros de la propia aseguradora.
Por tanto, una persona física o una persona jurídica que no sea una aseguradora, nunca podrán ser titulares de un contrato de reaseguro, que está únicamente destinado a empresas que a su vez sean aseguradoras, por la propia esencia de este contrato. Por ello, en lo que respecta a las personas físicas o jurídicas (que no sean aseguradoras) sólo tienen la posibilidad de ser titulares de un contrato de seguro. Este tipo de contrato, como hemos visto, es muy amplio y puede asegurar cualquier bien que sea susceptible de sufrir daños, ya sea a propósito o por accidente.
Tipos de seguros a contratar
Existen diferentes tipos de seguros, contra incendios, contra daños, contra robos, seguros de transportes, seguros de crédito y caución, de responsabilidad civil, de defensa jurídica, sobre la vida, de accidentes, etc.
Todos ellos en función de los siniestros que cubre cada uno de ellos. Por ejemplo, un seguro contra incendios de una casa cubre el riesgo de que dicha casa se incendie, si eso llegara a ocurrir la aseguradora pagará al asegurado la indemnización que se haya fijado para el caso y/o arreglará la casa quemada. En el caso de un seguro de decesos, en el que está cubierto el riesgo de muerte del asegurado, la aseguradora pagará los gastos que cause el fallecimiento de esa persona (el traslado hasta su ciudad si la muerte ocurre en otro lugar, el coste de la lápida, el coste del nicho, el ataúd, etc.). En el caso de un seguro accidentes la aseguradora pagará al asegurado la cantidad que se hubiera fijado en el contrato para ese accidente y/o los gastos que el accidente haya causado.
Es por todo ello por lo que podemos concluir diciendo que los seguros juegan un papel muy importante en nuestra vida diaria ya que nos brindan un gran soporte financiero. Sobre todo en casos de gravedad, en los que si no fuera por el seguro no podríamos hacer frente al siniestro ocurrido, pensemos de nuevo, por ejemplo, en el seguro de incendios en una casa, si no tenemos un seguro que cubra este siniestro es probable que tengamos graves apuros económicos para poder comprar una casa nueva o arreglar la que se ha quemado. Igualmente pensemos en los seguros de coche, si tenemos un accidente y golpeamos otro coche causándole daños de chapa y pintura, por ejemplo, podría ser que económicamente no podamos afrontar pagar al dueño del coche el arreglo del mismo, sin embargo con un seguro para el coche sería el seguro el que se haría cargo del pago.