El llamado derecho a una muerte digna

Si bien parece un tema sobre el que estar únicamente a favor o en contra, lo cierto es que siempre existen pequeños matices en las opiniones que cada uno mantiene sobre el mismo. Además, no existe una única manera que se considere digna para morir, también las formas pueden ser diferentes, el suicidio médicamente asistido, suicidio no asistido, la eutanasia o la sedación terminal.

Todas estas formas se consideran como una forma de "escapar" a un final que está claramente presidido por una enfermedad incurable que hará que el afectado muera, más pronto que tarde, rodeado de una serie de padecimientos y dolores considerados insoportables e inhumanos. En ocasiones, también puede ser aplicado a casos en los que la muerte no es tan cercana, pero en los que el resto de la vida del enfermo estará llena de múltiples padecimientos físicos y dolores que no desea afrontar. Estamos hablando de casos como los pacientes terminales de cáncer, por ejemplo. Las diferencias pueden ser muy sutiles entre algunas de esas formas, por lo que vamos a dar unas pequeñas pinceladas sobre en qué consiste cada una.

Suicidio médicamente asistido

En primer lugar, el suicido médicamente asistido es un tipo de suicidio a través del uso de un fármaco que ha sido previamente prescrito por el médico que ha asistido al enfermo. En este caso, sólo está permitido en Suiza.

Suicidio no asistido

En segundo lugar, nos encontramos con el suicidio no asistido, este tipo de suicidio es aquél en el que el paciente busca sus propios medios para conseguir la muerte. Esta puede llegar a través de la toma de fármacos, pero en este caso no habrán sido prescritos por un médico. A diferencia del caso anterior, puede conllevar para el paciente muchas dificultades llegar a conseguir la muerte, pudiendo incluso sufrir intentos fallidos que agraven aún más su sufrimiento. Se trata de un supuesto no regulado, al ser un acto personal llevado a cabo por el propio enfermo.

Eutanasia

La tercera vía para lograr la muerte digna es, a través de la llamada eutanasia. En este caso, se trata de una forma muy similar al suicidio médicamente asistido, con la diferencia de que los fármacos inductores de la muerte son aplicados directamente por un equipo médico, y no sólo prescritos. Es quizá una forma incluso más segura, pues al ser los fármacos aplicados y controlados por un equipo médico, se evitan errores y sufrimientos innecesarios al enfermo. Este tipo de muerte es legalmente aceptada en Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y en algunos estados de Estados Unidos.

Sedación terminal

Por último, la sedación terminal es la única vertiente aceptada legalmente en España. Aunque en sí no supone realmente una forma de muerte, solo una forma de tratar de paliar los dolores y sufrimientos del enfermo, los llamados comúnmente cuidados paliativos. En este caso, el equipo médico trata al enfermo terminal con los fármacos necesarios para aliviar sus dolores, incluso si ello supone acortar o incluso terminar con su vida. Sin embargo, en ocasiones no se llegan a paliar realmente los dolores y sufrimientos del enfermo, por lo que, en ocasiones ésta no es percibida realmente como una forma de llegar a una muerte digna.

A este respecto, nuestra legislación actual únicamente considera como legalmente aceptable la sedación legal. De hecho, el Código Penal prohíbe formalmente en su artículo 143.4 la colaboración con el enfermo para lograr su propia muerte, castigándolo como una variante del homicidio. Sin embargo, sobre la mesa del Congreso se encuentra actualmente una proposición de Ley del Parlamento de Cataluña, que propone la despenalización de la eutanasia y del suicidio asistido. Esta propuesta ha contado con los votos a favor del grupo socialista y de Podemos, el voto el contra del PP y UPN, y la abstención de Ciudadanos. Se prevé un arduo trabajo de negociaciones y enmiendas, y un futuro incierto que, a día de hoy no podemos anticipar si finalizará con la despenalización y la aceptación legal en nuestro país de un derecho real a una muerte digna.