Derechos humanos e inmigración, estrechamente vinculados

Cada vez es más común escuchar sobre el tema de la inmigración, y a menudo vemos imágenes en las que los inmigrantes arriesgan su vida, su dignidad, sufren tratos degradantes todo por intentar conseguir condiciones mejores de vida.

No obstante en relación a la política migratoria, todo lo que nos hacen llegar son mensajes para mantener a la población europea contenta ante la enorme ola de inmigración procedente en su mayoría de países africanos. Así pues se habla a menudo de "reforzar las medidas de seguridad en las fronteras", "medidas para deportar a los inmigrantes ilegales", "leyes de extranjería más estrictas"… y otros tantos eufemismos.

Sin embargo, apenas existen menciones en la prensa o por parte de nuestros mandatarios en relación a los inmigrantes y los Derechos Humanos, y obviamente que la situación actual va mucho más allá de la política barata que nos intentan vender a diario; está en juego la vida, la dignidad, la seguridad y muchos otros derechos de estas personas que pese a sus diferencias raciales y económicas son tan humanos como cualquier europeo, y lejos de críticas y malos tratos, se merecen un aplauso por su valentía ¿o es que acaso creen que arriesgan sus vidas por vivir una nueva aventura?

Tal y como dice el relator especial de Naciones Unidas, François Crépeau, en uno de sus informes sobre la inmigración, "los derechos humanos no son una prerrogativa exclusiva de los ciudadanos, sino de todas las personas que se encuentran en el territorio o la jurisdicción de un Estado, sin discriminación, sea cual sea su situación administrativa y sus circunstancias. En la actualidad debe considerarse axiomático que ninguna sociedad puede desarrollar su verdadero potencial cuando se obstaculiza la contribución de sectores enteros con barreras jurídicas, físicas, sociales o políticas. El objetivo fundamental del desarrollo es eliminar los obstáculos y ampliar las posibilidades".

El artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dice que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos". El tercer artículo hace referencia al derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Y el artículo segundo de esta Carta prohíbe cualquier tipo de discriminación, pues todas las personas deben poder disfrutar de todos los derechos, en condiciones de igualdad y sin discriminación por motivo alguno. Además, en virtud de tratados internacionales de derechos humanos, los Estados se han comprometido a adoptar medidas para garantizar la aplicación de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales hasta el máximo de los recursos de que dispongan. No obstante a día de hoy, podríamos decir que la realidad se aleja bastante de cualquier tratado, y que Carta Universal de los Derechos del Hombre, al parecer, es la última fuente a tenerse en cuenta cuando se trata de manejar las irregularidades de la inmigración.