¿Cómo acceder a un tratamiento de fertilidad si eres soltera o tu pareja es otra mujer?

La mujer, a diferencia del hombre, puede gestar en su vientre a un bebé, por lo que no necesariamente tendría que acudir a la adopción o al (ilegal en España) vientre de alquiler para cumplir su deseo de ser madre. Sin embargo, cuando no se tiene una pareja masculina que aporte el esperma necesario para fecundar el óvulo, las opciones de la mujer para quedar embarazada sólo pasan por acudir a un tratamiento de fertilidad con esperma de donantes anónimos.

La Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida, reconoce el derecho de acceso a estas técnicas a toda mujer mayor de 18 años y con plena capacidad de obrar, con independencia de su estado civil y orientación sexual. Por lo que para ser receptora de las mismas no es necesario que esté casada, ni mucho menos que tenga una pareja masculina. Así, las mujeres solteras o con pareja femenina tienen el mismo derecho de acceso que las casadas con un hombre.

En las clínicas privadas, la persona que se somete a los tratamientos costea los mismos, por lo que en ningún caso se le niega su realización salvo por cuestiones médicas o por falta de probabilidades de éxito de la técnica, causa de denegación prevista en la propia Ley.

En la sanidad pública el tratamiento es totalmente gratuito, no teniendo que hacerse cargo la paciente de ningún coste, ni siquiera el de los medicamentos. Por lo que puede suponer un ahorro de entre 600 y 6.000 euros aproximadamente por intento, según estemos hablando de inseminación artificial o de fecundación in vitro. Eso sí, puede denegarse el acceso al tratamiento en los casos en los que los estudios médicos sugieran una falta objetiva de probabilidades de éxito o si la mujer no cumple los requisitos establecidos para ser beneficiaria, en concreto ser menor de 40 años al momento de iniciar el tratamiento y no tener hijos previos con la actual pareja.

Aunque, en la práctica existe otro "requisito", que pasa por que la mujer tenga una pareja masculina y, uno de ellos o ambos, estén afectados por un problema de fertilidad. Esto se puede deducir del hecho de que los tratamientos de fertilidad sólo están previstos en la cartera de servicios básicos de la Seguridad Social por motivos terapéuticos o preventivos, quedando excluidas así las mujeres solteras y aquellas con pareja femenina, cuyo dificultad para concebir no deviene de un problema de fertilidad, sino de la ausencia de un compañero masculino.

Sin embargo, al estar cedidas las competencias en Sanidad a las Comunidades Autónomas, son muchas las que sí garantizan la inclusión a este servicio básico a toda mujer que así lo desee, sin importar su orientación sexual, el hecho de que tengan o no problemas de fertilidad ni si tienen o no pareja. De hecho, en principio este servicio se sigue ofertando en todas las Comunidades Autónomas españolas, salvo en la Región de Murcia y en Asturias. Por lo que ese último requisito de tener pareja masculina y problemas de fertilidad realmente no afecta a todas las mujeres en España por igual.

En cualquier caso, y para que deje de existir esta desigualdad entre los diferentes Sistemas de Salud, el Ministerio de Sanidad ha decidido implantar este derecho de forma genérica en la Cartera de Servicios del Sistema Nacional de Salud, lo que se hará a través de una Orden Ministerial, estando previsto que la entrada en vigor de esta medida se produzca durante el primer trimestre del 2019. De esta forma las mujeres de Murcia y Asturias se verán equiparadas al resto de España en su derecho a ser madres a través de la Seguridad Social, ya que no son pocas las que ven frustrados sus deseos de maternidad por el alto coste de estos tratamientos en el ámbito privado.