Brexit e IVA: consecuencias para ciudadanos y empresas
El IVA es un impuesto que fija la UE para todos los países, ¿qué pasará cuando Gran Bretaña deje de formar parte de los Estados miembros?
En nuestro post de hoy vamos a hablar de nuevo del Brexit y las consecuencias que el mismo pueda tener. En este caso en relación al IVA, y por tanto, en las relaciones comerciales y económicas existentes entre Gran Bretaña y el resto de países de la Unión Europea.
Teniendo en cuenta que se trata del primer abandono de la Unión Europea, como ya dijimos, nadie puede aventurar si las consecuencias del mismo van a ser buenas, malas o neutrales, aunque está claro que existirán consecuencias, pero es temprano para saber a quién beneficiarán.
En primer lugar hemos de decir que el IVA es un impuesto que nos viene de la Unión Europea, y se halla regulado en la Directiva 2006/112, que fija las líneas generales del impuesto, hecho imponible, lugar de realización del hecho imponible, devengo, rango de tipos impositivos, etc. Por tanto, cualquier país perteneciente a la Unión Europea está sujeto a esta norma, que si bien podrá adaptar a las características de su sistema impositivo, no puede salirse de los límites que se le marcan. ¿Esto en qué se refleja en relación al Brexit? Pues que en caso de que Reino Unido finalmente salga de la UE, al no serle ya de aplicación las normas de la misma, tampoco esta Directiva le será aplicable y por ello podrá decidir libremente si quiere mantener, eliminar o cambiar este impuesto. Entonces, el primer efecto del Brexit en el IVA pudiera ser la no aplicación de este impuesto en territorio británico, pero, el hecho de que deje de aplicarse este impuesto no quiere decir que no se vaya a aplicar cualquier otro impuesto sobre el consumo, por lo que no necesariamente debe de ser una buena noticia para los británicos el que el IVA desaparezca de su mapa fiscal.
Por el contrario, la salida del país de la UE puede conllevar un efecto colateral bastante nocivo para las empresas británicas que operan con otros países de la Unión, y es la no recuperación del IVA pagado. Actualmente, todas las empresas de la UE que quieran pueden acudir al procedimiento de recuperación de IVA soportado, y solicitar del país en el que hayan pagado por bienes y servicios que se les reintegre la cuota de IVA soportada. Con la salida de Reino Unido las empresas de allí que operen en el resto de países de la UE ya no podrán recuperar ese dinero, salvo que se llegue a algún tipo de acuerdo bilateral entre la UE y Reino Unido, por lo que en ausencia de este acuerdo es una consecuencia que se prevé como negativa. La negatividad de esta consecuencia se basa en que, si finalmente Reino Unido sale de la UE sin ningún acuerdo bilateral en esta materia, las compra-ventas se considerarían como hechas con un tercer país, por lo que se trataría de exportaciones/importaciones sometidas a los aranceles que cada una de las partes imponga, lo que se traduciría en un coste mayor del producto adquirido, que evidentemente tendría que repercutirse en un precio mayor para la venta del mismo y, finalmente, un incremento del precio al consumidor. Este es un escenario altamente improbable, dado que Reino Unido es un país que por su tamaño y situación necesita del resto de países para abastecerse, más aún si cabe en un mundo tan globalizado como el actual, por lo que es más que probable que en este aspecto se llegue a algún tipo de relación bilateral que facilite las relaciones entre las empresas de los que hasta ahora conforman la UE.
Otra de las consecuencias en este mismo sentido es que también, por el mismo motivo, las compra-ventas online realizadas por empresas británicas a consumidores de los países de la UE, y viceversa, serán consideradas como exportaciones/importaciones igualmente. Por lo que, del mismo modo que cualquier otra mercancía, estarán sometidas al paso por las aduanas y al pago de los impuestos que procedieran según cada caso, exactamente igual que cuando adquirimos un producto de China o de Estados Unidos. Como en el caso anterior, esto se solucionaría con un acuerdo en este sentido entre las partes.
Estos son algunos de los muchos efectos que la salida de Reino Unido de la Unión Europea puede traer tanto a los propios británicos como a los ciudadanos del resto de países en cuanto a IVA se refiere. Como vemos son en su mayoría solventables si las autoridades implicadas hacen bien su trabajo y existen ganas de colaborar entre ambos países, pero para saber si hemos acertado con todas estas cosas aún quedan dos años de duras e intensas negociaciones, así que por el momento no queda más que esperar para ver como van evolucionando las cosas.