Big Data y el Internet de las cosas, ¿está en peligro la protección de mis datos?
Las nuevas tecnologías, apps y comportamientos de los usuarios digitales traen consigo una serie de riesgos en el ámbito de la protección de datos personales.
En nuestro artículo de hoy vamos a hablar de un aspecto muy importante del progreso que poca gente tiene en cuenta: se trata del llamado Big Data y el Internet de las cosas.
Ambos conceptos están sumamente relacionados, pues el Big Data no es otra cosa que la recogida masiva de datos personales que se realiza precisamente a través de la conexión a Internet que tienen ya casi todos los aparatos que actualmente poseemos. Los más comunes son los smartphones, los llamados "smartwatch", tablets y otros dispositivos electrónicos de ese tipo.
Sin embargo, existen otros aparatos que parecen inofensivos y no conectados a Internet, pero que también transmiten datos que pueden ser considerados personales y muy pocas personas reparan en esa posibilidad. Este es el sorprendente caso de los juguetes sexuales WE-VIBE, que al parecer se conectan a una aplicación del móvil vía bluetooth y transmiten datos de su uso, como la temperatura del aparato durante su uso y el modo y velocidad de vibración utilizado por el cliente.
Evidentemente la conexión a Internet no la tiene el propio aparato, pero sí el dispositivo móvil al que se conecta, por lo que transmite los datos a través de él.
El problema en este tipo de casos es que el consumidor no sabe, e incluso ni se imagina que pueda ocurrir, que esos datos se están registrando por parte de la empresa, ya sea para fines de mejora del producto, fines comerciales o de cualquier otro tipo. Por lo que se está vulnerando de forma flagrante las leyes en materia de protección de datos de carácter personal.
Los datos recabados por éstas, o cualquier otra vía, tendrán la consideración de datos personales siempre y cuando la persona esté identificada o sea posible su identificación; en este caso, la aplicación móvil que transmite los datos está ligada a un perfil personal que evidentemente hace identificable a la persona a la que pertenecen los datos recabados.
Como ya adelantábamos más arriba, estos comportamientos por parte de las empresas vulneran el derecho a la protección de datos del consumidor, que siempre debe de poder decidir si quiere o no facilitar sus datos personales (artículo 6 de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal). Además, no podemos olvidar que estos datos deben de estar incluidos en un fichero que cumpla con la normativa vigente, debiendo estar identificado el responsable del fichero y el responsable del tratamiento de los datos. Siempre debe velarse por la seguridad de los mismos, manteniendo el secreto sobre el fichero y los datos contenidos. Y por supuestísimo, los datos obtenidos no pueden cederse a terceros sin el consentimiento del titular de los mismos bajo ninguna circunstancia.
Otro de los graves problemas que surge aquí también es lo que podemos llamar el "consentimiento masivo a la recolección de datos". Esto se da generalmente en ciertas aplicaciones móviles de consumo generalizado, que aprovechan el hecho de que muy poca es la gente que lee las condiciones de prestación del servicio ni la política de privacidad de los datos personales, y simplemente aceptan todas las condiciones que se les ponen por delante con tal de tener instalada esa aplicación tan popular en su teléfono. Reciente ha sido el caso de la actualización de una conocida plataforma de mensajería instantánea que permitía la cesión de datos a otra conocida red social. Permiso en el que sólo reparó un pequeño porcentaje de los miles de millones de usuarios que tiene la plataforma.
Bajo nuestro punto de vista, el Big Data y el Internet de las cosas están haciendo un peligroso agujero en el derecho a la protección de datos de las personas, que camuflando los permisos o simplemente omitiendo que se recaban esos datos, está mellando cada vez más la seguridad de la intimidad de los usuarios de forma sigilosa pero continua. Por ello, desde aquí recomendamos siempre la lectura de los permisos que se conceden a las aplicaciones que se utilizan en los teléfonos móviles o en cualquier otro dispositivo, así como tener cuidado con las cosas que compramos y utilizamos si no queremos ver que nuestra intimidad queda completamente al descubierto sin ningún pudor.