Novedades legales en cuanto a eficiencia energética

Hoy hablaremos de las novedades legales en cuanto a eficiencia energética que nos trae el nuevo Real Decreto 56/2016, de 12 de febrero, por el que se transpone la Directiva 2012/27/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012, relativa a la eficiencia energética, en lo referente a auditorías energéticas, acreditación de proveedores de servicios y auditores energéticos y promoción de la eficiencia del suministro de energía. Directiva que como vemos es del año 2.012 y por ello ya se nos han dado varios tirones de orejas desde Europa. Además de los tirones de orejas para que se integrara dicha Directiva Europea en la normativa española, este Real Decreto viene con otra polémica incorporada, ¿autoconsumo de electricidad si o autoconsumo no?

Esto se debe a que esta nueva norma parece autorizar que en ciertos casos se utilicen fuentes de energía, como las placas solares, para producir energía en nuestros propios hogares y así reducir o casi eliminar el consumo energético, frente al Real Decreto 900/2015, de 9 de octubre, por el que se regulaban las condiciones administrativas, técnicas y económicas de las modalidades de suministro de energía eléctrica con autoconsumo y de producción con autoconsumo, que prohibía que en las comunidades de vecinos se utilizase el exceso de energía producida para alimentar las viviendas particulares. Vista la contradicción existente entre ambas normas, ¿a cuál de ellas debemos hacer caso?, ¿podemos utilizar placas solares para generar energía para autoconsumo y bajar así nuestra factura de la luz?, por desgracia responder a estas preguntas no es algo tan sencillo como un sí o un no, al menos de momento.

Lo primero que hemos de señalar es que el nuevo Real Decreto no hace mención alguna al anterior, por lo que ni lo modifica ni lo anula, visto lo cuál se entiende que ahora mismo son aplicables los dos, lo que complica mucho una respuesta concreta al autoconsumo. En cualquier caso, y dado que el artículo 1 de esta nueva norma impone como objeto de la misma "el establecimiento de un marco normativo que desarrolle e impulse actuaciones dirigidas a la mejora de la eficiencia energética de una organización, a la promoción del ahorro energético y a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, que permitan contribuir a los objetivos de la Unión Europea en materia de eficiencia energética" asumiremos que la misma va en pro de que se permita el autoconsumo, pero se trata de un avance demasiado recatado como para considerarlo efectivo. Más que nada, esta nueva norma parece estar destinada a la regulación de los aspectos relativos a las auditorías energéticas y a los sistemas de acreditación de proveedores de servicios energéticos y auditores energéticos, y en mucha menor medida a la promoción de la eficiencia en el calor y en la refrigeración. Este pensamiento viene de la mano de que la única mención (aunque velada) al autoconsumo es la que realiza cuando define lo que se considera un edificio de consumo de energía casi nulo, en su disposición adicional cuarta, diciendo lo siguiente: "La cantidad casi nula o muy baja de energía requerida debería estar cubierta, en muy amplia medida, por energía procedente de fuentes renovables, incluida energía procedente de fuentes renovables producida «in situ» o en el entorno."

Como conclusión, si es posible sacar alguna conclusión de esta contradictoria regulación, podemos decir que parece que se está abriendo un poco la posibilidad para un futuro en el que todos podamos autoabastecernos con independencia de las compañías energéticas, pero se trata de un avance tan mínimo, que no se ven muy claras las intenciones que realmente se persiguen con esta nueva regulación. Mientras nuestros legisladores tratan de aclararse las ideas, nosotros seguiremos a la espera de un futuro en el que cada uno pueda decidir que clase de energía alimenta sus vidas.