La OIT pide más derechos para las empleadas de hogar

Tradicionalmente, el trabajo como empleada del hogar ha sido muy mal considerado por la sociedad, siendo incluso visto como de segunda fila por algunas personas. A esta mala consideración ha contribuido la pésima regulación que, hasta hace relativamente poco, ha tenido la prestación de este servicio. Paso a paso este colectivo ha ido consiguiendo que se le reconocieran ciertos derechos básicos de los que ya gozaban otros trabajadores, como el derecho a baja por maternidad o un tiempo de descanso semanal igual al del resto. Pero no hemos de olvidar que aún habiendo operado algunas mejoras y equiparaciones con los trabajadores en el régimen general de la Seguridad Social con la reforma de 2011, falta mucho camino por andar en cuestiones como su inclusión en el derecho a percibir prestación por desempleo, del que siguen estando excluidas.

Actualmente el empleo del hogar engloba, no sólo la realización de tareas domésticas y mantenimiento del hogar, sino también el cuidado o atención de los miembros de la familia y/o de cualquier otra persona que forme parte del ámbito doméstico familiar. Es decir, el empleo doméstico incluye desde lavar o planchar la ropa, hasta hacer la comida, cuidar de un bebé o llevar a los niños a las actividades extraescolares.

Según la Organización Internacional del Trabajo se calcula que aproximadamente un treinta por ciento de las trabajadoras y trabajadores del hogar desempeñan su trabajo sin estar afiliados a la Seguridad Social (dato extractado del informe Impacto de las reformas legislativas en el sector del empleo del hogar en España realizado porMagdalena Díaz Gorfinkiel y Celia Fernández López). De hecho, el estudio afirma que en 2010 sólo el 39,7% de los trabajadores del sector estaban afiliados a la Seguridad Social, pasando en 2012 tras la reforma a un 63,7% y en 2015 a un 69%. Eso sí, debemos tomar estos datos con cautela dado que no es posible determinar con exactitud el volumen de personas que integran realmente las filas de los trabajadores sin contrato dada la evidente falta de datos reales y contrastables.

En cualquier caso, si con la regulación legal actual la cotización de un trabajador del hogar oscilaríaentre los 40 y los 200 euros mensuales aproximadamente, frente a los 500 euros mensuales que alcanzan de media otras profesiones¿a que se debe esa falta de afiliación en el sector? Pues,en miopinión,básicamente a la facilidad de eludir la obligación de contratación sin que nadie se entere al realizarse el trabajo en la intimidad del hogar del empleador. Y ello, aunque pueda parecer contradictorio, muchas veces les interesa también a los propios empleados que evitan así el tributar por esos ingresos que obtieneny, por ende, este trabajo en negro les ofrece un mayor poder adquisitivo. Sin embargo, no queremos en ningún momento lanzar desde aquí la idea de que todos los trabajadores no asegurados lo hagan por evadir el cumplimiento de sus obligaciones fiscales, ni por que ese dinero en negro les rinda más, puesto que tenemos muy claro que muchas veces esta forma de trabajo se acepta dada la precaria situación económica que no deja otra salida que aceptar cualquier condición impuesta por el empleador. Así, desde aquí lo que queremos es simplemente hablar de las posibles caras de este trabajo de forma abierta, y sin el dramatismo del que otros hacen gala, para que cada cual saque sus propias conclusiones