¿Despachos profesionales o empresas de servicios?

“En el eterno dilema, creemos que los despachos deberían empezar a trabajar como empresas de servicios y dejar atrás viejos estigmas del pasado heredados de la era “pre-internet”.

19 MAY 2015 · Lectura: min.
¿Despachos profesionales o empresas de servicios?

Si hay un común denominador en todos los despachos profesionales, es su objetivo: Recibir una compensación económica (y/o intelectual), tras poner a disposición del cliente: su tiempo y sobretodo su conocimientos y experiencia, para resolver de la forma más breve y favorable posible, una situación crítica, previamente planteada y posiblemente conocida.

La diferencia suelen ser las formas, pero el resultado debería ser el mismo. En función del desenlace versus el coste, el cliente decidirá si ha sido un buen servicio y el profesional se sentara cómodamente a esperar que su cliente satisfecho, les recomiende a dos o tres personas, cuando surja la necesidad.

Si lo analizamos fríamente, no difiere en absoluto del 'modelo de captación' de una peluquería.

Este modelo antiguo debería cambiar para que los despachos profesionales, adopten y desarrollen una mentalidad más cercana a una empresa de servicios, implantando sus métodos de captación, desarrollando una búsqueda (o atracción) permanente de nuevos clientes, especializando sus servicios, concentrando todos los recursos disponibles en vender y facturar, etc.

Todo ello, sin perder de vista, ni las formas, ni el resultado en que se presta el servicio, que deberían rozar la excelencia para que sean recomendables y la rueda del negocio nunca pare de girar.

Además, los despachos profesionales deberían buscar necesidades en todos los ámbitos y comprender que han cambiado las formas de captación porque, aunque insistan, en la mayoría de casos de ventas de servicios está demostrado que la 'puerta fría' ya no funciona.

Y mucho menos las tácticas pasivas propias del gremio de sentarse y esperar, 'a que crezca el pelo', porque actualmente solo hay una opción, para todos: meterse en el agua en busca de olas, navegar con los mejores medios y conocimientos digitales posibles, para llegar lo más alto en el mar de Google y permanecer el máximo tiempo en la cresta, hasta que salgan al encuentro de una nueva ola.

Escrito por

DiG Abogados

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